CRÍTICAS GASTRONÓMICAS
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 RESTAURANTE LA MATILDE

La Matilde

info Ficha Técnica.

> Dirección: c/Predicadores, 7-9Haga Clic para ver el Mapa. y c/Casta Álvarez, 10-14 - 50003 ZaragozaHaga Clic para ver el Mapa.
> Teléfono: 976 43 34 43 y 976 44 10 08
> Cierra: Domingos y Festivos.
> Cocinero: Iván Puyuelo
> Precio medio: 65 €

Introducción

Con la crítica de hoy iniciamos el periplo por los clásicos de Zaragoza. Sin duda, si hablamos de restaurantes con bagaje, reconocimiento y solera en la ciudad no podemos olvidarnos de La Matilde. Un restaurante que tras más de 40 años de existencia prosigue su camino con éxito, renovándose a si mismo con el paso del tiempo y manteniéndose, a pesar de los años, como uno de los referentes gastronómicos de la ciudad.

> Ambiente

Justo al llegar al restaurante nos encontramos con una puerta de cristal (de estas de fotocélula) con un timbre al que deberemos de llamar para que  esta puerta se abra automáticamente. Ya dentro, nos encontramos con un pequeño recibidor con mobiliario clásico y un pasillo estrechito por el que deberemos pasar para llegar al comedor. Antes de llegar pasaremos justo por entre la cocina, dividida en dos partes y con la puerta abierta para que cualquier curioso sacie su curiosidad y no se quede sin perder detalle de la misma.
El comedor se caracteriza por su  estilo clásico. Paredes forradas en su parte inferior de madera verde botella y con la parte superior pintada en color vainilla. Llama la atención que no hay lámparas en el techo. Toda la luz proviene de unos apliques colocados en las paredes que proporcionan al comedor una luz cálida. Las mesas son igualmente clásicas de madera haciendo conjunto con las sillas que llevan sobre sí un cojín del mismo tono de verde que el resto del comedor. En la parte superior del local se encuentra un comedor algo más pequeño, del mismo estilo. Un detalle a destacar es el suelo. Baldosas blancas con pequeños rombos negros en cada una de sus esquinas, dan una cierta originalidad a un comedor dominado por lo tradicional.
Servicios en la línea de la decoración del restaurante. Seguimos encontrando baldosas blancas y paredes verde botella. Quizás un poco fríos en cuanto a temperatura.
Cabe mencionar en los femeninos, la existencia de una cestita de mimbre en la encimera del lavabo donde se puede encontrar compresas perfectamente dobladas. Un buen detalle por si se tiene alguna sorpresa de última hora.

> Servicio

Exquisito servicio, siempre en su punto, ni excesivo ni pobre. Dos jefes de sala junto con dos camareras hacen tu estancia en La Matilde muy agradable. Los hermanos Puyuelo, propietarios del establecimiento, mantienen la esencia de La Matilde intacta a través de los años. Luis como Maitre, José Antonio como Sumiller y con el joven Iván Puyuelo al frente de los fogones. Mención aparte merece José Antonio uno de los impulsores del arte de la Sumillería en Aragón y reconocido sumiller a nivel nacional, hace las delicias de cualquier entendido o incluso principiante en el arte del vino gracias a su impresionante bodega, una de las mejores del país contando con más de 700 vinos e innumerables licores.

> Comida/Carta

Carta muy variada en cuanto a entrantes, carnes y pescados junto con originales y deliciosos postres para cerrar una buena comida.
Es una cocina tradicional que se tiñe  con toques de originalidad. Una cocina en la que la modernidad no impide que reconozcas el plato que estás degustando. La cocina de siempre es la base de su carta.

> Precio

Nada que objetar en cuanto al precio. Para la calidad de los platos, cantidades y servicio es un precio muy razonable. Hemos de pensar que estamos en uno de los restaurantes de referencia en la ciudad y comer o cenar puede salirte por unos 65 euros por persona (todo incluido: iva, agua, vino, café y postre).

>Opinión de Sonia Agud

He de reconocer que hace casi dos décadas que fui a La Matilde por primera vez. Todavía se entraba por la Calle Casta Álvarez, algo que sólo los más antiguos del lugar recuerdan. Fui cuando era todavía una cría y no había vuelto hasta la otra noche. Y he de decir que quizás mi problema eran las expectativas que había puesto en mi visita, a pesar  de que no quería dejarme llevar por ellas y ser escrupulosamente objetiva.
Lo primero que me gustó de La Matilde fue su ambiente, tan cálido, te hace sentirte tan a gusto. No me refiero sólo a la decoración sino al ambiente que se respira en el restaurante. La gente que lo frecuenta no es de esta estirada ni exquisita sino gente de mediana edad, de los que disfrutan comiendo y el ambiente es muy sencillo. Gente de nivel medio alto pero que no se lo tiene creído. Y el servicio ayuda bastante a crear este ambiente gracias a su trato tan cercano.
Nos sentamos, abrimos la carta (variada, con toques modernos y platos bastante apetecibles, la verdad) y nos traen un pequeño aperitivo a base de paté de anchoas y aceitunas de estas cascadas (estupendas). Mención aparte merece la carta de vinos. Una carta interminable. Un listado enorme de vinos clasificados por tipos y zonas y presentado en una carpeta de estas con fundas de plástico para las hojas. Un detalle que, a mi juicio, debería cuidarse algo más ya que es uno de los grandes atractivos del restaurante. Aunque ese hecho no desmerece semejante bodega. No nos cuesta mucho decidir que tomaremos la degustación de primeros y postres y elegiremos el segundo, una opción que ya nos había dicho José Antonio al traernos la carta. Mi idea era pedir un segundo con muy buena pinta pero ahí el camarero tuvo un muy buen detalle y me comentó que cambiara ya que iba a comer algo similar en la degustación de entrantes. He de decir que el menú fue muy bueno, tanto la calidad de los productos como la mayoría de las elaboraciones de los platos. Nos pusieron un primer plato a base de camembert con confitura de tomate, un pudding de ceps y un carpaccio de pulpo. El carpaccio de lo más destacable de la cena y de lo mejor que he probado y el pudding muy bueno igualmente. El segundo plato de degustación fueron unos langostinos sobre base de verduritas, muy buenos los langostinos pero nada sobresaliente. Después de eso, ya nos pusieron los segundos. Tomé unas albondigas de solomillo, especialidad de la casa que estaban muy ricas. Y para finalizar, tomamos una degustación de postres de la  que sin duda hay que destacar el estupendo helado de guirlache y la quesada (para mi gusto más tarta de queso que quesada) buenísima.

¿No pensaríais que íbamos a pasar sin probar la bodega? Por supuesto que no. Nos dejamos guiar, ¿qué íbamos a hacer con semejante experto delante? En estas ocasiones hay que aprovechar. Nos recomendó cenar con cava pero preferimos optar por un tinto. José Antonio eligió lo que creyó que mejor se adecuaba a nuestra cena y, sin duda, acertó de pleno. Tomamos un Algueira de la Ribera Sacra del 2005. Un vino afrutado y con cuerpo pero no excesivamente recio. Muy rico y muy razonable de precio.
Muy buena cena en cuanto a calidad y sobretodo también a cantidad. Te quedas perfecto, ni excesivamente lleno ni con hambre. Todo un acierto la elección de este menú. Sin embargo, a pesar de haber cenado estupendamente, no sé muy bien como explicar lo que me ocurrió en La Matilde. No puedo quejarme de nada pero terminé con la sensación de echar en falta algo como si se quedara cojo en algún aspecto. No sé muy bien qué es. Ofrecer algo más especial, algo más original, único en el restaurante puesto que estamos hablando de uno de los iconos gastronómicos de Zaragoza. Realmente me da pena, de verdad, haber salido de La Matilde con la misma sensación que hace 20 años. Todo muy bueno, excelente calidad y servicio pero… sin desmerecer, esperaba más.

>Opinión de Javier Rioja

Es la segunda vez que visito este restaurante que tan bien tutelan los hermanos Puyuelo y quizás me ha dejado peor impresión que la primera, aunque supongo que sería porque el listón estaba excesivamente alto y no existía la sorpresa. Empezaré con las características que hacen de La Matilde un sitio original.
No vas a ver en la sala 2 servilletas plegadas de igual forma, si pides champagne o cava te lo abrirán nada más y nada menos que con un sable, si fumas puros estarás de enhorabuena porque son capaces de aromatizarlo con sabor a cognac, malta o ron. Ya por último utilizan la pirocrioapertura de vinos dulces (consiste en abrir al frío y al fuego algunas botellas de vino dulce u oporto). Y esto sólo es el principio de las bondades de la Matilde.

Y qué menos que hagan pirocrioaperturas, porque si por algo se caracteriza este restaurante es por su bodega / sumiller (José Antonio Puyuelo). Los sótanos del restaurante albergan unas 25000 botellas de vinos y licores. La verdad que no sé si será la bodega con más referencias de España, en su web oficial citan lo siguiente: “[…] se ha convertido con el paso de los años en una magnífica colección, que actualmente es una de las primeras bodegas de España, siendo quizá la primera por su variedad – calidad.”. La carta de vinos como podréis pensar es enorme y se nos presenta en un libro quizás poco cuidado con láminas de plástico que pienso le da un toque con cierto encanto. Ya por último comentar que José Antonio, sumiller y maître es una eminencia del oficio y bajo mi opinión sería absurdo visitar el restaurante sin probar un caldo de los raros que nos pueda recomendar y no optar por las referencias que existen en cualquier otro restaurante.

Tras entrar al restaurante lo primero que vi es un sofá horrible y la espera de José Antonio y una camarera, para, tras pasar por un pasillo y ver la cocina sentarnos en una de las mesas. Lugar muy acogedor, aunque para mi gusto le falta algo de encanto a un comedor que parece más de pueblo que otra cosa, parece que no lo hayan redecorado en sus 40 años de vida. Servilletas perfectamente dobladas dentro de los vasos y se agradece como siempre los entrantes de un paté de anchoas para untar y aceitunas.
Por recomendación del maître pedimos un menú degustación, no desvela su precio ni lo que contiene, dos primeros, un segundo y los postres.
El primer bocado era difícilmente superable. En un plato nos pusieron un poco de carpaccio de pulpo y guacamole con tomate infusionado (lo primero que probé), por otro lado un cuadradito de pudding de ceps y Camembert con confitura de tomate algo decepcionante. En el siguiente plato lucían unos Langostinos sobre base de verduritas muy correctos.
Como segundo nos dieron a elegir en la carta, Sonia pidió uno de los clásicos de La Matilde (unas excelentes albóndigas) y yo un rodaballo. Y me encontré con dos trocitos muy pequeños, estaba muy bueno pero tremendamente escaso.
Y para rematar los postres. Al igual que en el primer plato, nos pusieron para probar pastel de café, una mal llamada quesada por la camarera: un pastel de queso excelente, buenísimo. Y por último helado de guirlache, muy original e igualmente bueno. No acaban aquí los postres porque acto seguido nos traen un platito de caramelos y garrapiñadas (me encantan estas cositas al final) y a la hora de traer la cuenta un mimbre con frutas de Aragón. Para los que le gusten los licores, este lugar es una excelente opción por su bodega como ya he dicho, bodega con más de 1000 referencias en licores, no pedí porque no soy muy dado a terminar con alcohol en general y también, por qué no decirlo, porque la cuenta se engordaría, todavía más. Cuenta que si pagamos con Visa, nos la traen para firmar con una enorme pluma.
El servicio es muy bueno, te van diciendo lo que comes, José Antonio incluso se atreve a hacer chistecillos (quizás le falte gracia pero se agradece).
Si hablamos del precio… pues es un sitio caro, pero si juntas todo lo que comes, el servicio y el lugar donde te encuentras, quizás el precio sea justo, eso sí, las cantidades del menú degustación no son nada amplias.
Ya para concluir, La Matilde es un clásico por méritos propios y sin recomendarlo efusivamente, sí merece la pena una visita si el presupuesto nos lo permite. La comida es muy original y destaco por encima de todo la bodega y su alma José Antonio, así como las peculiaridades que he comentado anteriormente.

Instalaciones: 6 (6,2)
Servicio: 8 (8)
Calidad: 8,6 (8,2)
Precio: 7,3 (7,5)
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i | Más info:
Web oficial: http://www.lamatilde.com
› Documento creado en Enero del 2008
Por Sonia Agud y Javier Rioja

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