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              No sé quien me dijo que este pueblo era precioso... y no se  equivocaba. 
              Es mucho más grande de lo que esperaba, un pueblo muy bonito  con la peculiaridad de que está asentado en una colina presidido al fondo por  el lago Neuchâtel.  | 
             
           
           
            Decidimos subir a lo alto de la colina en coche para hacer  fotos desde arriba, la zona es forestal y no hay zonas de aparcamientos  asfaltados, por lo que no se paga. Merece mucho la pena subir porque las vistas  son excelentes, sobre todo al atardecer. 
            Bajamos otra vez y dejamos el coche en un parking de calle para adentrarnos por la ciudad. 
            Monumentalmente no es gran cosa... en el centro de la ciudad  está el castillo de Neuchâtel y la catedral (no dejes de entrar, merece la pena) y toda esa zona tiene cierto encanto. 
              
            Después nos acercamos a uno de los muchos miradores que hay  bordeando el lago, quizás este era el más grande y centrado, justo en frente  del banco Cantonale Neuchâteloise. 
            Hacía un tiempo estupendo y me hubiera quedado horas  contemplando el lago... pero el tiempo apremiaba porque teníamos que bajar a  Lausanne y buscar alojamiento. Al llegar a España me enteré de que Neuchatel es muy conocida por su pescado por lo que si comes allí ya sabes lo que toca.  
              
                Vistas desde uno de los miradores al lago.  
             
            Una ciudad con vistas de postal. Si te gustan las fotos no  dejes de verla. 
             
			
          
            
              › Documento creado en Abril del 2006 
                Actualizado en Agosto del 2009 
                Por Javier Rioja  
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