CRÍTICAS GASTRONÓMICAS
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 RESTAURANTE SERGI AROLA GASTRO

restaurante

info Ficha Técnica.

> Dirección: Calle Zurbano nº 31 - 28010 MadridHaga Clic para ver el Mapa.
> Teléfono: 91 3102 169
> Cierra: Sábados mediodía y Domingo completo.
> Vacaciones: Consultar en la web oficial al final de esta página.
> Chef: Sergi Arola
> Jefa de sala: Sara Fort
> Sumiller: Daniel Poveda
> Precio: 130€ menú degustación

Introducción

Nos imbuimos en un estilo de cocina distinto, la cocina creativa del joven y arriesgado Sergio Arola. Reconocido nacional e internacionalmente a pesar de su relativa juventud, es momento de comprobar con nuestros propios paladares si en el establecimiento del matrimonio Arola Fort son tantas las luces que lo iluminan.
En pleno centro de Madrid, junto a la Castellana y rodeado de todos los hoteles 5* de la capital del reino y del ambiente más chic de la ciudad, se encuentra Sergi Arola Gastro, el nuevo concepto de restaurante bajo la completa tutela de Sara y Sergi. Precedido de su fama y sus no menos importantes 2* Michelín, se vislumbra como lugar de referencia e incluso templo culinario para todo curioso gastrónomo y amante de la cocina creativa.

Restaurante Sergi Arola Gastro Madrid

> Ambiente

Tras una medida y tenue iluminación se esconden las dos plantas (casi tres contando con la planta baja) de Sergi Arola Gastro. Tras subir unas poquitas escaleras bien acompañadas por una rampa para personas con minusvalía, se encuentra la tupida puerta de cristal gris marengo casi negro bajo la que se esconde la sala. Una sala que se caracteriza por su alargada disposición en la que varios detalles llaman la atención por su originalidad, ocurrencia y utilidad. Unas instalaciones que, sin ser para nada ostentosas, son dignas de mención, en las que no hay detalle dejado al azar, motivo por el que no se les puede objetar nada en absoluto. Como decimos, una sala alargada y de estética predominantemente moderna en la que en momentos se pueden intuir los toques zen. Las mesas están dispuestas de manera lineal en la parte izquierda del pasillo central, unas mesas acompañadas por un sofá corrido a lo largo de toda la pared y que servirá con sus múltiples cojines de tonalidades ocres, marrones, grises combinando a la perfección con el estilo del local, como asiento para buena parte de los comensales de esas 7/8 mesas de la primera zona. Todas ellas con vistas al que sin duda es el elemento estrella del salón, el mosaico tipo puzzle de color marrón chocolate casi vengué que recorre toda la pared derecha de la sala hasta llegar a la cocina y que no es otra cosa que cajones que entran y salen de esa original composición y que, como no, tienen su utilidad, servir como lugar para guardar cubertería, servilletas, etc.

Sergi Arola Interior2

Una vez finalizada esta primera zona y tras pasar por la zona de la cocina y de un pequeño office acristalado en tonos oscuros al finalizar la última mesa, el local se ensancha un poquito para abrirse a 4/5 mesas más, alguna un poquito más amplia, con un fondo original en la pared frontal y final de la sala. Recubierta de cangrejos, peces o redes marinas aparentemente disecados, es otro toque decorativo que dota al local de esa originalidad y frescura que lo hacen tan diferente a otros restaurantes de esta índole.

Llama poderosamente la atención el hecho de que la mayoría de las mesas sean solo para 2 personas habiendo alguna de 4 y excepcionalmente una de 8 para grupos al final de la segunda zona de la sala. Curioso, ¿verdad?. Ciertamente es un local íntimo sin cabida a las grandes comidas, bullicios, nada que lo aparte de ese aura de tranquilidad y mesura.
Como dato destacable, comentar que existe un privado para 8 personas desde el que se puede ver a la perfección la cocina.

Un dato importante y al que muchas veces sólo se le da importancia cuando falla pero nunca cuando es correcto, es la iluminación y temperatura. En el término exacto, ni mucho ni poco, ni pobre ni pasado de la ralla. Justo la luz que debe haber y la temperatura idónea para el tipo de local y el número de personas que estábamos.

Sergi Arola Interior

No podíamos olvidar en esta sección hacer referencia a la hermanita pequeña del restaurante, que se encuentra en la planta baja y que no es otra que la pequeña coctelería del propio restaurante. Una zona de lo más cuidada y coqueta donde tomar copas o inclusos los cafés tras estar comiendo en  la sala y que es visitada por lo más granado de la sociedad madrileña. Con sofás, mesitas bajas y una llamativa cristalera desde la que se deja entrever la bodega del restaurante, su visita es la guinda del pastel. Más si cabe cuando su barman, Diego Cabrera, es altamente reconocido. Lo dicho, la mejor manera de acabar tu visita a Sergi Arola Gastro.

En definitiva un local tremendamente cuidado y, no menos importante, cómodo tanto para el que trabaja como para el que lo visita. Destacable por ese ambiente de tranquilidad que se respira salpicado a la perfección  por la  frescura y modernidad y ese dificilísimo toque de la combinación entre lo sobrio y elegante con lo distendido y actual.

> Servicio

Joven aunque sobrada y tremendamente preparado, así se podría definir al excepcional equipo de Seri Arola Gastro, sustentado sobre cuatro pilares fundamentales: Sara Fort como directora y jefa de sala, Daniel Poveda como sumiller, Sergi Arola al frente de los fogones y Manuel Berganza, jefe de cocina. Merece la pena visitar y disfrutar de un equipo de tal categoría, trayectoria y profesionalidad. Así lo avala su trabajo y sus numerosos galardones y premios.

Estos 4 actores protagonistas están acompañados de unos menos conocidos camareros, pinches y demás personal pero sin los que no serían nadie, aquí se cumple la máxima de que todo engranaje de un mismo equipo es importante en la tan difícil tarea de realizar un trabajo de altísimo nivel en el que los tiempos, descansos y palabras ante la clientela son tan decisivos.
Todos ellos rayan a un excepcional nivel, logrando entremezclar lo cercano con lo distante y dotando especialmente al servicio de una cálida profesionalidad llegando al tan complicado punto de equilibrio, que se borda en el restaurante de Arola.

> Carta y Precio

Restaurante en el que no existe carta, decantándose por la oferta de diferentes menús. Detalle que cada vez se hace más común y es perfectamente comprensible ya que al pedir un menú degustación se aprecia mejor lo que en ese momento el chef puede dar de sí. Menú gastro por 130€, 185€ con maridaje de vinos. Hay otra opción para los almuerzos, el Menú ejecutivo por 85€, algo más barato y rápido para las ajetreadas comidas.

Importante es el cambio mensual de la carta aprovechando los productos de temporada, sin dejar de lado aquellos platos que Sergi considera mantener por su elevada reputación alcanzada en sus 11 años de vida en Madrid.
Destaca la variada carta de aguas y la amplia carta de vinos, con 500 referencias entre las que el sumiller Daniel Poveda podrá recomendar según tus preferencias. Como detalle curioso y acertado, es posible pedir vinos por copas y la posibilidad de llevarse el vino que ha sobrado a casa.

> Opinión de Javier Rioja

Aprovechamos la presencia de Daniel y le pedimos consejo, nos preguntó gustos, si nos apetecía un español o internacional, fue este último el que le sugerimos y nos trajo un Burdeos “barato”, un Domaine de la A, del 2005, distinto y muy interesante, pero con dudosa calidad/precio teniendo en cuenta lo que cuesta: 48€.

Enseguida teníamos los entrantes encima de la mesa, unas olivas, cerezas maceradas con sal y vinagre, buñuelos de gambas, paté berenjena, chips con alioli (sin duda lo mejor), servidas en un bol con semillas de cacao.

Procedemos con los 14 bocados del menú gastronómico.

Las tapitas...

Cornete: de Gazpacho y helado de agua de tomate.
No se puede empezar mejor, original y divertido cono de helado con trocitos de verdura dentro de un sabroso cono, de 10.

Bacalao.
Embutido ahumado, con un velo de hinojo, rábano picante y manzana. 
Un buen compendio de sabores, un bocado también sobresaliente.

Las Patatas: "Bravas" al estilo Arola.
Es el único plato junto con la coca que perdura durante todo el año en los menús degustación, comprensible porque no dejan de ser patatas, al estilo Arola: unas pocas mini patatas tan pequeñitas como buenas, destacando sobremanera la forma en la que encierran el calor dentro, pudiendo esperar unos minutos en comerla y la patatita sigue estando perfecta.

Nos colocan 3 rebanadas de pan de distinto cereal, y un plato con sal de maíz y chocolate (espectacular en la boca el de maíz), mantequilla y aceite de oliva que nos echaron en el momento.

Mantequilla Aceite y Sal Sergi ArolaAceite de oliva, mantequilla, sal de maíz y sal de chocolate. Foto: scaredykat.

Los entrantes...

Las Sardinas.
En aceite de oliva, con helado de almendras, caviar "ecológico" y sopa de tomate.
Sensacional como estallaba  el caviar dentro de la mezcla y la forma en la que Sergi borda los helados y las sopas.

La Remolacha.
Preparada en Tartar, con una yema de mango y crema de yoghurt de cabra. 
Aunque menos espectacular que los anteriores, la cena sigue manteniendo el tipo con gran calidad.

Navajas:
De Salteadas, con una velouté y virutas de cerdo ibérico.
Las navajas mal, pero el jamón... espectacular bañado en velouté.

Los pescados...

Lorito "Raó".
Semi-escabechado, terrina de ajetes tiernos, rabanitos y cremoso de algas.
Más que pescado, mini pescadito que sólo se pesca durante los meses de Julio y Agosto por las costas de Mallorca, parece salmonete, el resultado fue muy bueno.

Mero Negro:
Con salteado de patatas y cebolletas tiernas, sopa de coco y curry Vindaloo.
Otro platito digno de repetirlo, la sopa de coco regaba el conjunto de la mejor forma posible.

Crestas de gallo:
Servidas a modo de platillo con chopitos salteados y cebollitas asadas.
Un resultado más soso de lo que debiera, pero con buen resultado final destacando la textura de la verdura.

Las carnes...

Solomillo: 
De Ternera, bombones de tomate y aceitunas negras y puré de patata Rate.
Una pena que fuera tan poco porque no estoy acostumbrado a comer tan poquita carne, aquí hubiera agradecido más cantidad, una pena.

Hígado de Pato: 
En nuestra clásica "Coca" con verduras asadas en aceite de oliva. 
Sobresaliente, uno de los mejores platos que hace gala Sergi Arola. Una galletita alargada con foie y pimientos que elevaba al sabor de este hígado a su máximo exponente.

Y los postres...

Albaricoques: 
En una tarta de pasta "kadaif" y sopa de té verde.
Buen bocado pero bajando el listón.

Sandia: 
Escabechada, con helado de tomate y una infusión de manzanilla e Hisbisco.
Con este plato sí disfruté, aunque durante poco rato porque en seguida se consumió el cuadradito de sandía. Es una pena, pero parece que en este restaurante lo bueno dura poco.

El Soufflé:  
De fruta de la pasión, helado de hierbabuena y crema de cacao "Ocumare".
Y para terminar, un postre que me encantó, la mejor forma de decir adiós a tal cantidad de platos, un soufflé con helado dentro con unos sabores agradables y como durante casi toda la cena, muy exquisitos en el sentido de la dificultad para llegar a ellos.

En este momento nos preguntan si deseamos café o té y tras enseñarnos la carta y elegir (cafés del mundo por 4€) nos acompañaron a la planta sótano.

Junto con los cafés de etiopia e India, acompañaba un plato con caramelos, chocolate y magdalenitas con mermelada de pera. Mucha clase. Tras unos minutos bajó Daniel para entregarnos la carta con lo que comimos.

Petit fours arola Petit fours. Foto: scaredykat.

En el bar, nos acompañaron también un par de parejas, que como nosotros venían de arriba tras cenar, y de 4 amigos entre los que se encontraba el director de cine Álex de la Iglesia, quien saludó efusivamente a Sergi y estuvieron disfrutando ambos de un buen rato en el que sólo ellos hablaron ante la mirada de sus acompañantes.
Son típicos los cócteles en este bar, no dejes de preguntar a Diego Cabrera, su barman argentino. Nosotros tras el café partimos rumbo a Zaragoza en coche, no era cuestión de aumentar el grado, que demasiado llevaba ya.

Pedimos la cuenta, 341€, los dos menús degustación, el vino de 48€ y un agua de litro, la más barata de 3€ y dijimos adiós a este pequeño templo Arola.

Fallitos que no lo son tanto. El servicio de Sergi Arola Gastro.

Nadie nos preguntó sobre alergias, no tenemos ese problema, pero nos sacaron todo un menú degustación sin hacer mención al tema.
Al elegir el menú, nos preguntó Daniel quién de los dos quería el solomillo y quien el foie, dijimos que nos daba igual porque lo íbamos a compartir, él insistió, le sugerí que prefería el solomillo y al traerlo posteriormente se equivocaron y me sirvieron el foie, curioso.

Tampoco me gustó un mal detalle que tuvo una de las jóvenes camareras al hacerle una pregunta sobre un plato, me dio la impresión de que a todos los camareros les faltaba labia, procedían a realizar su tarea de servir platos y al entrar en este comedor estás pagando una suma muy importante de dinero como para que el servicio en ese aspecto no esté a la altura. Por último, sí es verdad que tenía que conducir, pero al final Daniel soltó por encima ya en los postres que no nos ofreció vino dulce por ese mismo tema, detalle que no me gustó porque éramos dos personas en la mesa y sólo conducía una. Decidió él por nosotros.

Una gran pena que no estuviera Sara Fort, multigalardonada jefa de sala, porque nuestra experiencia con el servicio de este restaurante hubiera sido más completa.
Fue el sumiller, Daniel Poveda el que cogió su testigo y no lo hizo mal, aunque se notara que no era su trabajo habitual con algún detalle que ya he comentado.

Un servicio muy joven que cumplió algo por debajo de altura del restaurante, por ejemplo en la forma de presentar los platos. El servicio sólo me resultó impecable en su organización, en donde a cada plato, dos camareros nos los iban colocando con absoluta precisión, la cena se desarrolló bajo un ritmo perfecto y nunca nos faltó vino o agua en los vasos.

 

Mi opinión sobre el chef: Sergi Arola.

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Lo calificaría como de complejo, sugerente, detallista y con personalidad desbordante. Este chef catalán, criado en los fogones de El bulli bajo su maestro Ferran Adrià, abordó una gran etapa en Madrid como maestro de cocina en La Broche y tras este tiempo quiso montar una bistró por su cuenta, con ayuda de su mujer consiguiendo un restaurante que a día de hoy posee dos estrellas Michelín.

Me sorprendió no sé si positiva o negativamente la utilización masiva de productos baratos. Se agradece que arriesgue, su cocina por suerte es variada, aprovechando el producto del momento y con grandes dosis de producto mediterráneo.

Sergi se mostró relativamente cercano, en una ocasión nos trajo él mismo uno de los platos y lo presentó, como hizo una o dos veces en cada mesa, demostrando que no se le caen los anillos y es un gran detalle porque no suele abundar desgraciadamente. En conclusión, Sergi me parece un chef excelente, con una visión muy clara de la cocina en donde sus únicos dos peros son las cantidades irrisorias en muchos de sus platos y la falta de espectacularidad de otros chefs.

 

Conclusiones.

Disfruté a partir del momento en que la puerta corredera automática se abrió, las acogedoras y modernas instalaciones, la copa de champagne y los primeros aperitivos.
Disfruté con la profesionalidad de Daniel y la compañía de su servicio de forma inicial.
Disfruté con las tapas, peculiares, complejas, con ingredientes corrientes y mezcla de sabores exquisita.

Pero fue en ese momento, tras los primeros entrantes, cuando me di cuenta que todo se comía en una cucharada, excepto la carne y el foie, que se comía en cuatro, y aunque no me quedé con hambre, sí que por tal precio hubiera sido imperativo añadir un plato más consistente, como por ejemplo queso en los postres, aunque el mismo seguro que hubiera tenido el toque Arola: un trozo de exquisito queso de unos 3cm de diámetro, no más, lo justo para saborearlo… y terminar con la sensación de querer más y volver al mes siguiente con la carta renovada. Porque esa fue mi impresión al terminar.
 
Un restaurante del cuál salí con una sensación muy gratificante, no me arrepiento de haber pagado tanto dinero, pero es un restaurante del que me costaría trabajo recomendar, ¿es curioso no?, no me sale de dentro hacerlo por calidad/precio, si vivo en Madrid y tengo el dinero suficiente como para gastarme más de 300€ en comer, pienso que es una buena opción, eso sí, la cocina de Sergi se me antoja que sobre todo lo disfrutará gente avezada en gastronomía, por lo que tienes que saber muy bien dónde vas a entrar, porque es muy fácil ir despotricando sobre lo poco o mal que se come en un restaurante de alta cocina. Aunque en este caso y desgraciadamente, nos encontramos ante un restaurante donde más bien se come poco por mucho dinero.

Sergi Arola Gastro cumple con todos aquellos pequeños detalles que me gustan, y por eso terminé tan contento aún con la sensación de que estás pagando más que por comer, por degustar.

 

> Opinión Sonia Agud

Verdaderamente cuando uno tiene el nombre del Sr. Arola no es por azar o arte de magia y así lo pude atestiguar tras nuestra visita del pasado mes de Agosto.

Como siempre, y aún a riesgo de ser excesivamente sincera, volvía  ir predispuesta a que no iba a ser lo esperado. Pero todo tiene su por qué. Reservamos por internet y tras hacer la reserva dos datos me llamaron tremendamente la atención, primero el tema de la indumentaria, nada de camisetas ni zapatos abiertos para los caballeros y segundo, la mesa no quedaría reservada en firme si no se reconfirmaba 24 horas antes de tu visita. Sinceramente, cuando uno va a gastarse el dinero que cuesta comer allí creo que lo mínimo es llamar ellos al cliente y reconfirmar la reserva. Pues bien, esos dos detalles, más el segundo que el primero, me hacían chirriar pero a pesar de ello, estaba deseando sentarme a su mesa.

9 menos diez de la noche de un calurosísimo día de agosto cuando entramos por la calle Zurbano. Dadas las fechas pudimos aparcar en la puerta del local (durante agosto no está disponible el servicio de aparcacoches) y ver como Sergi aparcaba dos coches detrás del nuestro. Para nuestra sorpresa era el Sr. Arola con una cajita negra tipo de zapatos bajo el brazo (al irnos vimos a un jovencísimo pinche de cocina, que resultó ser Manuel Berganza, también con la caja bajo el brazo. Si podéis enteraros qué es, aunque supongo que el misterio será llevar sus utensilios de trabajo), al que nos quedamos mirando y tras un hola por parte de Javier él, llano y cercano, contestó sin problema alguno. He de reconocer que temíamos que estuviésemos solos dadas las fechas y que precisamente por ese motivo la calidad de la materia prima se resintiera, nada que ver con la realidad, estamos hablando de profesionales en letras mayúsculas.
Desde el exterior, el restaurante a pesar de no llamar excesivamente la atención no sé si por su iluminación o por el tipo de fachada o acceso al mismo, tiene un cierto toque de distinción. Nada más entrar enseguida vino a recibirnos el que sería nuestro guía (en ausencia de Sara Fort como jefa de sala) durante prácticamente toda la noche, el estupendo Daniel Poveda, sumiller del restaurante y gran profesional. Nos acompañó a la que sería nuestra mesa y pronto observamos que sí había gente, no íbamos a estar solos. Jejeje. 4 mesas de parejas, una incluso de extranjeros, un señor solo disfrutando de la cena y un grupito de padres con hijos de unos 12 años al fondo del local. No está mal para ser agosto en Madrid, ¿no?.

Pronto vinieron a traernos la carta de aguas (4/5 tipos desde los 3 euros de la Bezoya que pedimos hasta las de precios más que desorbitados más si cabe si no eres un entendido en las mismas). Milimétricamente compenetrados, vino seguidamente de nuevo Daniel a explicarnos la carta, los tipos de menús y distintas alternativas. Explicó poquito porque lo teníamos más que claro, ya habíamos visitado la web: optaríamos por el menú gastro con el que probaríamos de todo y conoceríamos la gastronomía Arola de pé a pá.
Tras dejarle la elección del vino a Daniel, y habiéndole contado que no podíamos beber en exceso ya que debíamos conducir para volver a Zaragoza tras la cena, aprovechó la ausencia de rIL para preguntarme quien conduciría y al decirle que él me trajo solo a mí, por el tema de la alcoholemia, una copa de champagne francés. Riquísimo el Delamotte Blanc de Blancs que pronto nos explicó de donde era y alguna de sus peculiaridades al preguntarle  de qué champagne se trataba. Bajo mi punto de vista, la elección del vino fue buena, idóneo para la cena y de sabor ciertamente interesante pero coincido  con que no creo que sea un vino para cerca de 50 euros, quizás el hecho de que sea un Burdeos justifique su precio pero no volvería a pagarlos a pesar de la buena sensación que me causó.
Tras estos típicos y necesarios preámbulos y sin esperar ni lo más mínimo, trajeron los aperitivos. Algunos de ellos sorprendentes y ciertamente espectaculares como por ejemplo las cerezas maceradas con sal y vinagre, ¿cómo es posible esa combinación?, tremendísimo sabor. Estupendos también los buñuelos de gambas y el ali oli que acompañaba junto con las semillas de cacao a las patatas chips. La textura del alioli y su sabor tan tenue y sutil dejando ese regustillo al final con la combinación del cacao me pareció brutal. De todos estos aperitivos, insulso  y decepcionante el paté de berenjenas, a pesar de ello, los aperitivos que abrían la cena marcaban ya el rumbo de la misma.
Como ya tenéis detallados los platos del menú me iré deteniendo en aquellos que por un motivo u otro llamaron mi atención. El inicio con el cornete de gazpacho no pudo ser mejor. Punto justo de temperatura para el helado, un modo diferente de probar el gazpacho con todo su sabor y con el original toque final del barquillo del cono relleno de verduritas. Sin duda, genial.
El interesante sabor del embutido de bacalao me dejó también un muy buen sabor de boca, al igual que la textura de la yema de mango que acompañaba a la remolacha pero, si genial fue el cornete de gazpacho, no lo fueron menos las patatitas bravas, tan pequeñitas y sabrosas, un bocado estupendo que llevarte a la boca. De las sardinas destacaría sin duda sus acompañamientos como el caviar que se deshacía en la boca y el sabor tan alucinante de la sopa de tomate. Para finalizar esta primera parte, las navajas. Probablemente algo decepcionantes por la falta de sabor pero que quedaba compensado por el que tenía el jamón, por su calidad. Creo que no he probado mejor jamón en mi vida. Pero sin duda el plato estrella de las tapitas y entrantes, el cornete, por su original presentación, su sabor y sus excepcionales toques.

Papas bravas Sergi ArolaLas famosas papas bravas de Sergi Arola. Foto: scaredykat.

Fue en este instante cuando me di cuenta de que probablemente las minúsculas cantidades de estos aperitivos y entrantes se iban a suceder durante toda la noche, y que los pescados y las carnes seguramente fueran un bocadito de cada uno con la guarnición pertinente. Efectivamente fue así, pero sigamos con los platos.
De los pescados destacar el mero, la sopa de coco sobre la que iba me pareció excepcional al igual que la calidad y elaboración del mero en sí, inigualable. Todo lo excepcional que fue el mero lo tuvieron de sosas las crestas de gallo, la verdad es que no le vi la gracia por ningún lado y me atrevo a decir que fue el peor plato de la cena. Se iba sucediendo la cena y estaba con el run run de que no había habido nada que realmente me hubiera dejado con la boca abierta y me fastidiaba irme de Arola con esa sensación, pero claro, la cena no había finalizado y por fin llegó el momento. Como si me hubiera leído el pensamiento coincidió que Sergi salió a servirnos estos dos últimos platos. Tembloroso pero cercano, dubitativo pero profesional nos puso sobre la mesa el solomillo que lo presentó a la perfección deteniéndose en la explicación de la guarnición y la coca de verduras, de la que dijo: “Y bueno, la coca, nuestra conocida coca de verduras”. Me quedé algo chafada ante tan breve explicación pero fue metérmela en la boca, saborearla y decir: “dios, qué cosa tan buena”. Qué más se va a decir! La coca del Señor Arola, no hay otra cosa igual. Fue ahí en ese punto en el que pensé “solo por probar este bocado ha merecido la pena venir”. Más mérito tiene si esa coca lleva un montón de pimiento y la que os habla los odia a muerte. Pues bien, me hubiera comido una bandeja entera. Magistral manera de mezclar las verduras, con su cebolla caramelizada sobre la base de hojaldre recubierta de foie. Creo que en mi vida probaré algo igual. No esperaba que una “simple” coca fuera a ser el plato que me rindiera a los pies de Sergi. Todavía tiene más mérito, no?
Entrando en el apartado de postres, os diré que me encantó la sandía escabechada por su originalidad y los sabores algo ácidos del soufflé de fruta de la pasión, la textura del mismo y la presentación en un pequeño cacito (imitando los de latón de nuestras abuelas en los pueblos) hicieron el resto, estos dos postres consiguieron que el inicio de este último peldaño de la cena con la tarta de albaricoques que ciertamente no destacaba por casi nada, pasara a un segundo plano, se olvidara y me quedara una más que buena sensación.
Para culminar la visita, la invitación a tomar los cafés en la coctelería. Un sitio que sin ser ostentoso ni con  una decoración que llame especialmente la atención, es cálido y de lo más chic. Me encantó poder disfrutar de un lugar así y me parece una estupenda idea del tándem Arola Fort. Qué os voy a decir del momentazo De la Iglesia - Arola, todo un puntazo, la verdad.

Del resto de mi paso por Arola he de comentar varios temas. Por un lado el servicio. Bajo mi punto de vista, excepcional. Joven equipo, dentro y fuera de los fogones, en el que se intercala de una manera medida y exacta los miembros más cercanos con los que mantienen una postura algo más distante. La manera en la que están coordinados temporalmente al milímetro me parece un ejercicio magistral de compenetración. Cómo tanta gente puede ir tan perfectamente coordinada sin que nadie saque los pies del tiesto? Ciertamente es un detalle que me maravilla. Un 10 para el trato de Daniel. Hubiera sido genial poder disfrutar de la profesionalidad de Sara Fort pero, en su ausencia, Daniel cumplió haciéndonos sentir cómodos, preguntando cada cierto tiempo sin parecer pesado o pelotero si iba bien todo o estábamos disfrutando y consiguiendo otro de los detalles que me encantan y  más agradezco en estos restaurantes de alta cocina, el hacer sentir bien al cliente. Nada de ostentaciones ni servicio estirado. Así se demuestra la grandeza, la profesionalidad no está reñida con la cercanía. Me encanta que el servicio del señor Arola no entienda que la grandeza es igual a frialdad.

Sin embargo, como en toda crítica hay un detalle que no me convenció y que espero que Don Sergi entienda si algún día, como buen aficionado a internet y  a los blogs que es, lo llega  a leer. Entiendo perfectamente lo que es la alta cocina, la conozco y nunca pediré grandes cantidades en menús de este tipo, pero no veo justo pagar esas cantidades y que haya un único bocado, ya no bocado, bocadito de cada plato. No creo que sea aumentar mucho el coste poner algo más de cantidad y mucha gente por seguro lo agradecería. Fue un detalle que me dejó algo desilusionada y fría. Incluso si fuera necesario sería partidaria de elevar el precio del menú con el fin de poner algo más de cada plato.

Resumiendo, me encantó el ambiente, servicio y especialmente a lo que iba, la cocina de Sergi Arola. Su manera de usar ingredientes no excesivamente caros, con formas y texturas inimaginables aunándolos con sabores creativos y llenos de peculiaridad, lo convierten en un punto de referencia gastronómico por méritos propios. Lejos de espectacularidades en cuanto a presentaciones (como pueda ser el caso del maestro Arzak) su cocina arriesgada, lo sitúan en un lugar privilegiado de los altares de la alta cocina española.

Osado, ingenioso, provocativo y minucioso, en momentos insolente en su visionaria manera de entender la cocina pero siempre con grandes toques de distinción, así es Don Sergi Arola.

Instalaciones: 8,9 (8,9)
Servicio: 8,8 (8,8)
Calidad: 9 (9)
Precio: 6,4 (6,5)
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i | Más info:
Web oficial: http://www.sergiarola.es/
› Documento creado en Agosto del 2009
Por Sonia Agud & Javier Rioja

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