|  Ambiente
          En el caso de su restaurante en  Ciudad de Panamá nos encontramos con un local original de paredes blancas cal y  totalmente diáfano con sofás en tonos butano y de sky blanco alrededor de las  mesas de teca oscura bajo un techo en buena parte cubierto por vigas de madera  del mismo tono. Dos detalles sorprenden de su ambiente y decoración, el enorme  tronco  seco que hay justo en el centro  del comedor y el medallón de escamas de pez en tonos marfil y dorados al fondo  del comedor que llama la atención desde el primer momento que cruzas las  paredes exteriores de piedra en distintos tonos marrones, pizarra y grises  sobre los que destacan las letras en tono aluminio con el nombre del local.  Servicio
          Buen número de camareros para  un local de dimensiones considerables. Amables en todo momento con la sonrisa  típica latinoamericana en el rostro. No tienen reparos a la hora de recomendar  si es que quieres decantarte por lo más típico del local o por un tipo de plato  u otro. Se mojan y eso se valora al mismo tiempo que la rapidez con la que se  te acercan para pedirte nota de una soda, roncito (muy usado por esas  tierras) o algo de tomar y para darte el  tiempo justo de pensar qué comerás sin tener que esperar ni sentirte agobiado.  Carta
          Daniel Manrique propietario y  chef de Segundomuelle se ha encargado de crear unos restaurantes con estilo  propio y con una carta de lo más completa y competitiva. Cocina a base de  mariscos y comida de mar típica peruana que no deja de tener ciertos toques e  influencias de otros lugares como la gastronomía italiana u oriental. La carta presidida por una preciosa  foto de un muelle en tonos azules grisáceos se trata del Segundo Muelle de San  Bartolo (Lima - Perú) donde comienza la historia de este restaurante, que  podréis encontrarla al completo en su web. Comprobareis que  no sólo tiene platos a base de pescados y  típicos peruanos sino que también pueden encontrarse carnes y muy buenas, por  cierto. Qué decir de la amplia variedad de postres, cuesta elegir entre tantos  y de tan buena pinta.
 De sus platos destacar los  estupendos wontones, los cebiches de mil variedades (típicos de la zona), sus  piqueos fríos, ensaladas, sopas o cremas a modo de entrantes. En cuanto a  segundos lo típico del establecimiento son sus pescados y mariscos de todos los  tipos, colores y elaboraciones (langostinos, corvina, atún, tacus) y sus  arroces, pastas y risottos de estupenda calidad y preparación. Si optáis por la  carne no penséis que os decepcionará su oferta ya que siendo más restringida es  de enorme calidad igualmente. Llegando a los postres es complicado no caer en  uno de ellos como el tres leches, el crocante de manzana o mango entre otros  muchos.
 
  Crítica Sonia Agud
Era mi primera visita a Panamá  y mi primera incursión en la comida peruana de la que tanto y tan bien me  habían hablado muchas personas. Desde el primer momento que llegamos a  Segundomuelle la verdad es que tuve la sensación de que iba a comer bien pero  nunca pensé que tan tan bien. Nada más llegar a su estrecha y concurrida calle  (debido en gran medida por la existencia del restaurante) y viendo que era  imposible aparcar, enseguida salió un aparcacoches del restaurante ofreciéndose  a aparcarnos el coche. Entramos y el local estaba verdaderamente lleno. Dos o  tres mesas vacías de un local con bastante capacidad. Afortunadamente nuestros  acompañantes habían reservado mesa con antelación de lo contrario y yendo 5 no  sé si hubiéramos tenido sitio.Nos sentaron en una graciosa  mesa rectangular rodeada de sofás y con cristalera desde la que se podía ver  toda la calle. Vinieron a ofrecernos algo de tomar y aquí comenzó la sorpresa  de la comida peruana. Nuestros anfitriones con ánimo de agasajarnos puesto que  estábamos allí de negocios y de que yo especialmente conociera la comida  peruana en todo su esplendor, me dijeron que pidiera un Pisco si no lo había  probado nunca. Especialidad de la casa, tomad nota, el Pisco Sour. Típico cóctel  peruano a base de zumo de limón y alguna que otra bebida alcohólica  estupendamente coronado con una espuma a base de clara de huevo y unas  pizquitas de pimentón. Lo sirven con hielo picado y sólo tomé uno pero dicen  que es una bomba de relojería si te pillas una borrachera a base de pisco.  Estupendísimo.
 Pasando ya a la comida tomamos  varias picaditas para el centro entre las que destacaron los wontones rellenos  de langostinos acompañados de salsa tamarindo y salsa wa yen, las empanaditas  de lomo junto con salsa de guacamole y el cebiche de marsicos al estilo peruano  con calamar, pulpo y langostinos rociados de una estupenda salsa. La verdad es  que a cual mejor. Si buena era la calidad del producto no menos buena era la  elaboración de casa uno de ellos y de las salsas que los acompañaban. Platos  muy sabrosos, sabiendo en todo momento lo que comes y sacándoles todo el  partido en cuanto a sabor cocinado de una manera magistral. Tras el picoteo, a  base de unas buenas raciones, cada uno tomamos un buen segundo. De estupenda  pinta era la pasta y la carne o el atún a la parrilla que se pidieron mis  acompañantes pero me centraré en mi corvina a lo macho. Desde luego, la corvina  es un pescado que solemos comer poco en España al contrario que en  Latinoamérica y que es excepcional. Un buen trozo de corvina que me costó  sudores acabar, cubierta por una salsa de tres ajíes con leche y un pequeño  toque picante que iba acompañada de camarones, pulpo y calamar. Como digo me  costó acabarla por la buena ración que me trajeron, pero no dejé nada ya que  era un pecado y quién sabe cuanto tiempo pasaría hasta que volviera a disfrutar  así de un pescado. Me reconozco carnívora pero con pescados así y elaborados de  este modo pronto me cambiaría de acera. Cuidada elaboración que hacen el plato  insuperable.
 Estábamos todos bastante llenos  ya pero insistieron en que probara uno de sus postres. Que si un tres leches,  un crocante,… Finalmente fue un suspiro a la limeña (especialidad de la casa).  Demasiado dulce para mí pero muy bueno igualmente a base de crema de leche  cubierta de merengue y un poquito de canela.
 No os puedo decir cuanto fue la  cuenta pero podréis ver los precios en la carta. Tened en cuenta que salen en  balboas (moneda de Panamá pero ya no en curso ya que se manejan con dólares) y  que dependiendo del cambio un euro equivale a 1,38 balboas. Deduzco, por lo que  observé, que el precio es acorde a lo que se come, nada desorbitado.
 En definitiva si andáis por el  mundo y pasáis por un segundomuelle, no lo dudéis comeréis típica comida  peruana, rica en sabores, de cuidada elaboración con originales toques  culinarios y buena calidad. Una comida digna  de recordar.
 
          
            
              | Instalaciones: |  (7,5) |  
              | Servicio: |  (8) |  
              | Calidad: |  (8) |  
              | Precio: |  (8) |  
            
              |  › Documento creado en Junio del 2009 Por Sonia Agud & Javier Rioja
 
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