CRÍTICAS GASTRONÓMICAS
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 RESTAURANTE GAYARRE

gayarre

info Ficha Técnica.

> Dirección: Carretera Aeropuerto 370, 50190 Zaragoza Clic para ver el Mapa.
> Teléfono: 976 34 43 86
> Cierra: Domingo cenas y Lunes todo el día
> Cocinero: Miguel Ángel Revuelto
> Precio medio: 55 €

Introducción

Tras más de veinte años de recorrido gastronómico Gayarre es sin duda uno de los restaurantes emblemáticos de Zaragoza. Su buen hacer es la constante en ese camino que lo ha llevado a ser uno de los restaurantes con sello propio y diferenciador dentro de la capital maña.

> Ambiente

Situado a  las afueras de Zaragoza, concretamente en el término de Garrapinillos y a escasa distancia del aeropuerto de la ciudad, un enorme chalet alberga este restaurante. Desde el parking un pequeño caminito rodeado de piedras te lleva a la puerta principal  de Gayarre. Ya en su interior la sobriedad y el buen gusto reina por todo el establecimiento. Separado en diferentes instancias por enormes cristaleras transparentes, sus mesas están separadas con la suficiente distancia para sentirte cómodo y no invadido por los comensales cercanos.
En cuanto a la decoración en sí, clasicismo a raudales y elegancia como tónica general, sin caer en la fácil ostentosidad, algo tremendamente complicado en un lugar de estas características. Todo decorado en tonos blancos y con paredes forradas en su parte superior a rayas en tonos vainilla sobre las que cuelgan cuadros de tipo tradicional (retratos, bodegones,…) sus grandes ventanales lacados en tonos blancos que logran que el local brille por sí sólo dotándolo así de una enorme luz, consiguiendo en todo momento un ambiente cálido en el que la mesura y el buen gusto es una constante.
Mención aparte merecen sus jardines. Rodeado de grandes palmeras, abetos, pinos, olivos y un sin fin de plantas y arbustos y estatuas de bronce situadas estratégicamente con gran gusto (ciervos, elefantes,…), ellos se convierten en  su mayor atractivo. Lugar ideal en el que celebrar el aperitivo de cualquier boda, y  donde poder encontrar fácilmente pequeños rincones con tremendo encanto y que suelen iluminar cuidadosamente a base de farolillos e incluso velas y antorchas llegando así a darle ese toque tan especial que lo hace realmente perfecto.
Un dato importante para todos aquellos que os enamoréis de sus jardines es que desde hace un tiempo en ellos ofrecen la posibilidad de realizar bodas civiles.
Hace pocos años remodelaron el restaurante ampliándolo sustancialmente con un comedor para celebraciones todo acristalado hacia el jardín que es una auténtica delicia ya que en noches de calor abren sus cristaleras acercando sus jardines a todo aquel que quiera darse un paseo por ellos.
Sin duda alguna, nos aventuramos a afirmar que es único en este sentido.

> Servicio

Un equipo a las órdenes de su maitre de siempre, Arturo Peiró, siempre cercano y cariñoso sin perder la profesionalidad y acompañado de una buena retahíla de camareros ataviados con sus chaquetilla blancas sobre las que destaca bordado en verde el logotipo del restaurante.
Rápidos, amables, atentos siempre a las necesidades de la clientela sobre los que siempre pulula la sombra del propietario que se deja ver siempre en algún momento concreto.

> Comida/Carta

Si por algo se caracteriza la carta de Gayarre es por su constante apoyo a los productos de la tierra, siempre muy utilizados en todos sus platos y gracias a la pasión que les profesa su propietario Manuel Berbegal, especialmente a la huerta aragonesa, siendo la borraja su plato estrella.
Cada temporada su carta se ve variada intentando introducir en sus platos eminentemente tradicionales y lejos de la sofisticación de la nueva cocina, pequeños toques de modernidad que demuestra que Gayarre a pesar de su apuesta por la cocina de siempre no se queda atrás.
Dependiendo de la temporada en la que se vaya la carta puede quedarse algo corta, como ocurre en verano en el que ni se ofrece Menú de Degustación. Platos como decimos sin enrevesamientos en los que sabes en todo momento lo que estás comiendo y donde se permite degustar un producto de calidad insuperable y preparado con mimo y profesionalidad.
Se puede optar por compartir unos cuantos de sus entretenimientos como las croquetas de jamón, la tempura de cigalas o la gamba roja. Como hemos dicho antes, de sus entrantes destacar su plato estrella, la borraja y concretamente los tallos de borraja con arroz y almejas, un plato que Gayarre inauguró y que posteriormente ha sido imitado por muchos restaurantes sin poder llegar nunca a hacerle sombra al original. De sus entrantes calientes también demostrando esa predilección por la huerta aragonesa destaca la menestra con crujiente de jamón y con un toque más de originalidad están algunas de sus ensaladas como pueden ser los brotes de lechuga con trufas, turmas ( trufa blanca) y vinagreta de trufas, la ensalada de sardinas crujientes con pistacho, rúcula, piñones  a la vinagreta de tomate.
De segundo un buen pescado o una no menos buena carne. Entre los pescados podréis elegir por los clásicos: carrillera de rape con verduritas en tempura de ambar sputnik, merluza sobre crema de acelgas y aceite Empeltre, Vieiras rustidas con cous cous de borrajas, Cogote de merluza al horno con patatas o la trancha de rodaballo con Orio de lima y mango.
Entre las carnes se encuentran sus platos más tradicionales de siempre: su conocido lechazo al horno con patatas, manitas rellenas con hongos, solomillo de ternera con salsa de trufas, muslos de pollo de corral en chilindrón con sus crestas confitadas o los jarretes con caracoles.
Como puede observarse mientras en las carnes reina lo tradicional a los pescados de siempre se les dota de pequeños toques (una línea que se sigue también en lo postres)
aportando cierta frescura y originalidad  y consiguiendo así el chef dejar su particular sello.
Como detalle a reseñar de la carta dos frases que rezan al final de la misma:”Coma despacio, su mesa no está alquilada”
“Venga por su cuenta y vuelva por la nuestra” Y es que Gayarre sabedor de su punto debil ( la distancia de la ciudad) te paga el taxi de vuelta, con el fin de que puedas comer y beber a tus anchas sin otra preocupación que la de disfrutar de su apuesta culinaria y de su ambiente único en la ciudad.

> Precio

Relación calidad precio muy correcta y en los parámetros a esperar en un restaurante de su clase. Con vino postre y café y un primero y segundo por persona el precio oscilará entre los 45 y 55 euros. Precio muy razonable y correcto, acorde a lo ofrecido.

> Opinión de Sonia Agud 

La verdad es que debo reconocer que con mi crítica de Gayarre ha llegado el momento de escribir del “Niño de mis Ojos”. Es un restaurante al que he estado vinculada desde niña, desde la primera vez que me llevaron mis padres, no tendría más de 8 años y es que yo siempre he sido de buen comer y lo que es “peor” de mejor paladar. Jejeje.
Siempre que ha habido celebración destacada en mi casa hemos ido y siempre hemos salido satisfechos, bueno no, satisfechísimos.
En mi primera visita, la primera a un restaurante de los buenos, recuerdo uno de los detalles característicos de Gayarre que con el paso del tiempo han quitado, supongo que también motivado por el devenir de los tiempos y el cada vez menos usado “machismo”. Entonces lo que se estilaba allí era descalzar a las señoras o señoritas y ponerles los pies sobre un cojín bajo la mesa. Ahora, lo sé, se ve muy ridículo pero, qué queréis que os diga, tenía su puntillo.
Me limitaré a mi última visita y, como no, celebrábamos el cumple de mi madre. He de reconocer que pensé que me decepcionaría al abrir su carta y ver lo corta que era. ¿Cómo podían haberla reducido tantísimo? Me pareció inaudito.
Afortunadamente me equivoqué. Comenzamos con un aperitivo de la casa: una suave crema de rodaballo. Estupenda! Sobre mis elecciones, opté por la ensalada de brotes de lechuga con trufas, turmas (que tuve que preguntar qué eran. Trufas blancas) sobre vinagreta de trufas. Una grata sorpresa, como llevando sólo lechuga y trufas ya fueran blancas o negras podía estar tan endiabladamente rica? Me encantó, sobre todo el toquecillo que le daba la vinagreta. Realmente sorprendente.
De segundo dudé entre las manitas rellenas de trufas o las vieiras con cous cous de borrajas pero me convencieron acertadamente (demasiada trufa) para tomar las vieiras. Pues qué queréis que os diga? Eran solo tres, de buen tamaño eso sí, y hacía años que no tomaba unas vieiras tan buenas y de una calidad así, realmente exquisitas. Y el puntito original del cous cous de borrajas ya fue la guinda. He de reconocer que soy una enamorada del cous cous y el probarlo sabiendo así fue delicioso.
Para finalizar,de postre opté por la sopa de chocolate. Su textura y su sabor realmente insuperables.

De la extensísima carta o mejor dicho libro de vinos, nos inclinamos por un Legaris de la Ribera. Un vino que no había probado nunca pero con mucho cuerpo y muy bueno.

¿Qué más os puedo comentar de la visita? El servicio quizás pecó al principio de ser algo frío pero al final lo arreglaron, concretamente en el momento en el que me recomendaron que me tomara con calma el acabar la ensalada (iba un poquito lenta comiendo, he de reconocerlo y mis acompañantes ya tenían los segundos frente a ellos) ya que me iban a traer las vieiras e iba a ser una pena que se enfriaran.

Otro detalle importante son las raciones. Creo que he estado en pocos sitios en los que las raciones sean más perfectas. Cantidad justa para quedarte bien, ni hambriento ni con pena de dejarte parte de la comida en el plato por lo excesivo de la ración.

El precio viendo el lugar, los productos, la elaboración y el servicio, nada que objetar. Pagamos de los 3 con cafés, postres, vino y agua 155.15 euros en total. Precio nada abusivo, relación calidad precio un 10, sin duda.

Varios años después de mi última visita, me “reconvencí” de que Gayarre es mi restaurante sin ningún género de dudas. Su magistral uso de los alimentos unido a su inteligente modo de conjugar la cocina más tradicional salpicándolo de las gotas de las últimas tendencias gastronómicas, no viene más que a demostrar  que después de los años transcurridos siguen atesorando una gran sabiduría culinaria, profesionalidad y saber hacer dentro de  un marco incomparable consiguiendo que el regalo de Gayarre no caduque a pesar del paso de los años.

>Opinión de Javier Rioja

Con esta crítica añadimos a la ciudad de Zaragoza uno de los grandes: Gayarre. Como en el caso de El Churrasco, es de los que nunca fallan.

Hacía poquito que lo visitamos en una boda y el resultado fue algo decepcionante, por lo que quisimos volver a ver si era una realidad actual o algo extraño y pasajero. Aunque también podría ser que los banquetes sean en un Gayarre “diferente” al de la comida de carta.

Una vez entras en el restaurante nunca sabes donde te van a sentar porque son varios salones enormes. Lo primero que no me gustó fue la carta, renovada para el verano del 2008 que no ofrecía demasiado. Los precios estaban escritos a bolígrafo y me sorprendió que apenas hubiera marisco.

La carta de vinos más bien es un libro, con referencias de sobra sobre todo en tintos Rioja. Pedimos un crianza Legaris de la Ribera, algo suave con un aroma intenso. Nos dan a elegir entre pan de trigo o leña, y la calidad ya empezó por aquí, excelente pan.
Nos traen el entrante: un vasito con crema de rodaballo. También para compartir panecitos para untar tomate triturado y aceite de oliva acompañado de un platito con olivas negras.

Os contaré lo que me parecieron los platos, tanto los que pedí yo como mis dos acompañantes. En la carta destacaba sobremanera la borraja, borraja en mil formas distintas y originales como en cuscus, aunque quizás la más destacable sea un plato de fama en Gayarre: los tallos de borrajas con arroz y almejas. La pinta me lo dijo todo antes de probarla… y el olor, la salsa me pareció insuperable, así como las borrajas, pero el arroz, siendo bueno estaba algo soso, y siendo un plato excelente, pierde por esto último.

La ensalada de trufas y turmas, fue un plato que me llamó la atención, la turma que es una trufa blanca junto con la ensalada hacen un buen plato sobre todo por su salsa de aceite. La menestra de la ribera con crujiente de jamón muy buena también, demostrando que este restaurante mima con especial cuidado las verduras.

De segundo pedí trancha de rodaballo con Orio de lima y mango. A parte de que el pescado era excelente, no lo era menos el acompañamiento con un resultado atronador que os recomiendo.
Las vieiras rustidas con couscous de borrajas fue lo más sorprendente junto con el helado de curry. El cuscus fue original… pero para el paladar son más exquisitas las vierias, aunque sólo eran 3, fueron insuperables. Por último el cuarto de Lechazo asado al horno con patatas: siendo la carne muy buena en calidad, no puedo decir lo mismo de su elaboración, no me agradó. Además me gusta el lechal que se deshaga en la boca y en este caso había que hincarle bien el diente.

Como resumen de todos estos platos remarcaría las raciones, perfectas, por ejemplo el rodaballo, acostumbrado a raciones irrisorias, aquí había 3 trozos suficientes para terminar la comida lleno. También eran excepcionales las salsas y aceites que acompañaban a los platos.

Los postres son tremendamente originales. Todos por 6€ se solían acompañar de helado, pero no sabías de qué y mi sorpresa fue al probar el mío porque era de… tras pensar unos segundos… ¡curry!. Me gustó mucho y eso que era un helado picante. Este helado era más bien una tarta de requesón con pasas, que fue lo que pedí acompañado de este helado, la tarta me gustó sin llamarme la atención.
Por otra parte la pirámide de almendra y helado de turrón muy suaves y la sopa de chocolate excelente. Nos traen también un plato con unos granos de uva con la peculiaridad de que algunos estaban buenos y otros no tanto.

Tras un café normalito nos preguntan si queríamos pacharán, un buen detalle. Al final con cafés y vino pagamos para 3 personas 155€, un precio nada abusivo.

El servicio no me gusto demasiado. No fue nada malo, es más, fue muy profesional y sin errores… pero hubo algo que no me gustó, quizás su lejanía con el cliente, casi no te das cuenta de que existen. Sólo abrieron la boca para preguntar si habíamos elegido ya tras ver la carta y lo que tampoco me hizo nada de gracia: para preguntarnos en cada plato quién había pedido lechal, quién ensalada, quién pirámide de almendra…

Los exteriores son para nombrarlos, grandes jardines, esculturas, fuentes de agua… que sobre todo lucen de noche. Por dentro no se queda atrás, mucho lujo controlado y buen gusto para no llegar a ser un restaurante tipo entrada al Ritz. Los baños perfectos.

El restaurante está muy cerca del aeropuerto de Zaragoza por lo que habrá que ir en coche y será un detalle crucial a la hora de decantarse por otro sitio. No entiendo muy bien que Gayarre pague el taxi de vuelta porque de alguna forma habrá que llegar, si vas en taxi te ahorras el de la vuelta, eso sí.

Os recomiendo que visitéis su nueva página web para que entre otras cosas podáis ver las fotos de los exteriores e interiores de este mítico restaurante maño. Un restaurante muy recomendable, de los míticos.

Instalaciones: 8,5 (8,5)
Servicio: 7,5 (7,5)
Calidad: 8 (8,3)
Precio: 8 (8)
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Otros restaurantes en Zaragoza: Bal Donsera - Churrasco - Catorce- La Matilde- Asador de Aranda
i | Más info:
Web oficial: http://www.restaurantegayarre.com/
› Documento creado en Septiembre del 2008
Por Sonia Agud y Javier Rioja

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Javier Rioja © 2006-2022

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